Liso, satinado o pulido, ¡el acero inoxidable está de moda!

Ligero, resistente, de fácil limpieza, encontramos el fregadero de acero cada vez más en las cocinas modernas y de diseño (a pesar de que había sido dejado de lado los últimos años). El acero inoxidable satinado o pulido no es brillante y las rayaduras no son importantes (existe el acero inoxidable anti-rayaduras). Es resistente en el tiempo e higiénico (es el material usado por los profesionales de la cocina).

Son los más frecuentes y a priori también los más baratos, aunque esto no es siempre es cierto. Existen diferentes calidades de acero y procesos de fabricación que pueden encarecer y mejorar muchas de las prestaciones básicas de un fregadero de acero inoxidable.

En la actualidad, los fregaderos de acero inoxidable son los más populares por su aspecto moderno, higiénico y profesional. Con encimeras de piedras naturales, como mármol o granito, se suele optar por estos fregaderos bajo encimera y, además, es tendencia grabar el escurridor en la propia piedra (mientras que antes se solían acompañar las cubetas con el propio escurridor igualmente en acero inoxidable). También se están poniendo mucho con superficies laminadas, pero en ese caso sobre encimera.

Entre las ventajas de los fregaderos de acero inoxidable destaca la facilidad de limpieza y su resistencia al calor, a la corrosión y a los golpes, lo que asegura una alta durabilidad. También se trata de opción versátil en cuanto a diseños, formas y posibilidades por lo que es posible adaptarlos a cocinas de cualquier estilo, aunque no en cuanto a colores y texturas.

Quizás los mayores inconvenientes son la visibilidad que adquieren los rayones que se produzcan y la pérdida de brillo que la cal les causa.